Si no entiendes mi silencio,
¿Cómo entenderás mis palabras...?

No es lo que esperas.

No es lo que esperas.

No voy a escribir sobre la primera vez que nos besamos o la primera vez que me susurraste algo al oído y hiciste temblar todos mis sentidos, ni la primera vez que me diste tu mano y juré que la tierra se movía bajo mis zapatos. No voy a escribir sobre el primer saludo ni de la primera despedida, ni la primera vez que ví la luna reflejada en el iris de tus ojos.

No escribiré sobre como tus pestañas son tan suaves ni que tus labios son como una canción con la más bonita melodía ni de cómo yo estaba evadiéndome en el color de tus ojos en una puesta de sol y me perdí entre ellos. No voy a escribir sobre como tus dedos crean sinfonías a partir del humo que sale de una taza de té.

No escribiré sobre eso.

En vez de eso, voy a escribir sobre la primera vez que tú te acomodaste el pelo con tus manos y me di cuenta que tus nudillos estaban con cicatrices de las miles de batallas que tuviste y no me sorprendí lo más mínimo. Voy a escribir sobre el tiempo que estuvimos en la cocina y discutimos sobre los alimentos y sus inseguridades, sobre aquel momento en el cual te alejaste y me dijiste que era un romance antipoético, que nada funcionaría.

Escribiré sobre como el viento esparce feliz tu aroma, la cual decora más aún tu belleza, sobre como tu cara me recuerda a fotografías sin color y discos en vinilo, a lo más clásico. Escribiré sobre como hablas tan despacio y yo pienso que lo haces muy rápido. Escribiré sobre las noches que he pasado sentado en mi habitación, esperando a una llamada que nunca llegó, las noches que he pasado mirando al techo esperando una respuesta que estoy seguro que nunca conseguiré.

No escribiré sobre el enamorarse.

No. Voy a escribir sobre como caer en una confusión. Escribiré sobre la frustración y la ira y sobre aprender el arte de la impaciencia. Escribiré sobre como distraerse y chocar y arder en llamas, sobre los golpes no merecidos en la cara, sobre huir corriendo con los pies descalzos en un huracán o terremoto, sobre maldecir tu nombre hasta quedar afónico y sin aliento. Escribiré sobre la incomodidad, el enfado y el caos, sobre la decepción, la ansiedad y los nervios.


No te aseguro que será bonito, querida. Pero escribiré sobre nosotros.

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